domingo, 22 de marzo de 2015

Pequeños "guerreros" danzantes

Ayer fue el último día del periodo de prueba de ballet para mi niña y, ademas de que ha nacido una estrella dispuesta a quedarse por un tiempo en esto de la danza, tengo que decir que Miss Kayleigh tiene la paciencia de un santo. Manejar una clase de unas diez angelicales caritas, por muy tierno que suene, no debe ser nada fácil. Ya no digamos lidiar con sus correspondientes padres, esos a los que se les dice desde un principio que deben permanecer sentados mientras sólo un miembro de la pareja acompaña a los niños en sus ejercicios, pero que no dudan en unirse a la acción en cuanto se les presenta la oportunidad. Y es que una cosa es ser participativo en las actividades de tu hijo y otra que te falte ponerte un tutu y unas zapatillas de media punta para ser el más guay de la clase.

Después de este pequeño repaso a la clase de mi hija, hoy he venido a contaros las bondades del ballet. Aunque todavía estoy descubriendo este mundo, puedo decir que es una mezcla de educación y diversión. Normalmente podemos encontrar clases desde los 18 meses del niño, en un aula en la que se mezclan diferentes habilidades ya que siendo tan pequeños se suelen agrupar por edades y no por destreza. Observando una clase de ballet de bebés encontramos que incluyen movimientos básicos propios de la danza con música infantil, instrucciones sencillas fáciles de seguir y elementos de entretenimiento como peluches, panderetas o varitas. Las clases no suelen ser de mas de 45 minutos ya que sabemos que tener a los peques tanto tiempo concentrados en la misma tarea es algo muy complicado.


Desde mi punto de vista como madre considero que en el proceso de aprendizaje de ballet nuestros hijos van a adquirir una serie de cualidades que, como muchas otras, deben ser entrenadas. La primera de ellas la seguridad en sí mismos. Cualquier deporte o actividad que se entrene, y más cuando son grupales, les aportará confianza en ellos y en las habilidades que están desarrollando. Además se tienen que exponer a situaciones nuevas con un pequeño público, algo que les está entrenando incluso para hablar en público, ya que están usando otro tipo de lenguaje enfrente de otros, el lenguaje corporal. Disciplina, modales y buen comportamiento son otras cualidades que se verán potenciadas con el ballet; así como la paciencia. En la clase de mi hija llaman a los niños uno a uno, así deben esperar a que llegue su turno, les preguntan por alguna instrucción de las que han repetido durante la clase justo antes de darles los peluches o las varitas, y después deben formular su correspondiente "thank you".

Los beneficios de la música son ampliamente conocidos, con la capacidad de estimular o reprimir funciones del organismo. Gracias a ella el sentido del ritmo y el desarrollo de la coordinación también se verán favorecidos cuando nuestros hijos practiquen ballet. Estudios neurológicos indican que la música aumenta la materia gris del cerebro especialmente en las zonas motoras, auditivas o visuales, con lo cual muchos otros aspectos del desarrollo se verán colateralmente beneficiados. Y recordemos que el ballet no es exclusivo de niñas. Según la web Danza Ballet "el papel preponderante que el ballet romántico otorgó a la bailarina ha hecho que muchos ignoren que en su sentido más estricto, la danza es inherente a la naturaleza humana, sin distinción de sexos y por ejemplo, en la Grecia de la antigüedad, la danza fue utilizada como entrenamiento de los guerreros, hasta el punto que se atribuya al famoso filósofo Sócrates la frase 'El mejor bailarín es también el mejor guerrero'.

Definitivamente nuestra pequeña guerrera danzante no se va a perder ninguna de las próximas clases de Miss Kayleigh, a pesar de que el no faltar a la cita nos cueste levantarnos cada sábado a las ocho menos cuarto de la mañana... siempre que suena el reloj pensamos que después con una siesta podremos recuperar fuerzas, pero ese momento todavía no ha llegado, así que mejor ponemos música a ver si nos relajamos.



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