miércoles, 12 de marzo de 2014

Arrugas de felicidad


Hoy no me extenderé mucho... o eso pretendo. Es tarde y mi pequeña seguro que se despierta para comer un ratito después de que yo me haya acostado, como pasa tantas y tantas veces... Pero hace tiempo que no escribo y no quiero dejar de hacerlo, quiero seguir siendo fiel a mí misma, a mis desahogos, a mi 'hacer algo más por y para mí'... lo que me lleva a trabajar fuera de casa, y por supuesto también a escribir. Así este blog se convierte en ese esparcimiento que me aleja de mis tareas como madre, pero a la vez me acerca más a esta nueva faceta en mi vida, ordenando mis ideas y descargando mi cansancio.

Hace tiempo que quería pasar por aquí solo para decir que mi bebé hay noches que se despierta una o dos veces, algo que me deja alucinada cuando sucede y que me brinda días de buen humor desde que abro los ojos. Siempre son días que se mezclan entre aquellos que paso medio insomne, dejando un leve recuerdo de que una vez dormí y descansé cuando pasa la semana.

Además de cierta madurez en el sueño en días aleatorios, mi hija también puede presumir de dos incisivos centrales inferiores muy monos que le han dado algunas molestias, con las consecuentes lloreras y falta de apetito que a veces suelen acarrear este tipo de desarrollos... Así que ya usa cepillo de dientes, y según nuestra dentista, por la manera que tiene de agarrarlo, parece que ha estado cepillándose los dientes toda su vida... ¡Es que mi niña es muy habilidosa!

Y como muestra de habilidades ya gatea. Empezó por el mes de enero a arrastrarse de un lado a otro, pero no hacía muchos esfuerzos, de hecho no parecía muy interesada... Hace una semana y media me dediqué a jugar con ella, gateando a su lado, pidiéndole que me siguiera... ella hacía el intento, hasta que de repente levantó su culillo mientras apoyaba las rodillas en el suelo. Poco a poco comenzó a desplazarse, al principio torpemente... pero al segundo día ya no la podía dejar sola, y después de varios días de exploración del salón, cada cajón, cada puerta y cada cesta en la que guardamos papeles -grandes manjares para mi hija, por lo afanada en comérselos que se ve- ya no hay quien la pueda dejar sola un segundo, ni siquiera quitarle la vista de encima, ya que llegará a lugares insospechados en el tiempo que tardamos en pestañear. Consejo para padres novatos... no hagáis como nosotros que hemos dejado el asegurar enchufes, esquinas y cajones para el último momento, dedicad un rato antes, mucho antes de que vuestros hijos empiecen a mostrar signos de movimiento, porque al final os pasará como a mi, que ya no sé cuando voy a poder alejar las cosas de ella simplemente porque no me deja tregua.

Como quien no quiere la cosa mi niña se ha ido haciendo grande... todavía es una bebé de ocho meses, pero muy despierta y con talla de 9 a 12 meses en la mayor parte de las prendas. Ya dice adiós y hola con su manita, toca las palmas y te choca la mano cuando se le pide con un simple: ¡Choca! También ha llegado la época de extrañar, y si salgo de la habitación o me voy un poco más lejos de lo que ella esperaba, no hay que asombrarse si le asalta el llanto...

Este año está pasando tan rápido y está lleno de tantos cambios que cada vez que me miro al espejo me veo una arruga nueva, así que voy a tener que dejar de mirar por si acaso... Ser madre nos envejece velozmente, pero nos incrementa la alegría. No hay día que me vaya a la cama temprano, ni día que me pueda levantar tarde, ni prácticamente tarea que pueda realizar en soledad. Ser madre es más duro de lo que había imaginado, pero sin duda te acerca a unas sensaciones que te definen como más humana, más auténtica y más llena de amor que nunca. Mi hija lo es todo. Alegría y tristeza, cansancio y energía, desesperación y paciencia, sabiduría e ignorancia... Con ella, en un solo día me encuentro de mil maneras y en muchos casos contradictorias, pero de lo que no tengo duda es de que esta pequeña personita hace que cada momento que pasamos juntas sea especial, dándole felicidad a mis recién estrenadas arrugas.

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