miércoles, 11 de diciembre de 2013

Cuando los dientes se hacen notar

Un día tonto lo tiene cualquiera, y puede poner los nervios de punta a todo el que le rodea. Pero si encima el que tiene el día tonto es tu bebé y no te deja hacer nada... mejor nos tomamos una tilita.
Y hoy es uno de esos días en casa, cuando siento que ya no sé que hacer para entretener a mi hija... y que ahora sentada frente al ordenador con ella en brazos parece relajarse con el sonido del teclado... ¡Oh! no, por Dios que no quiera ser periodista... aunque de aquí a que ella tenga que elegir qué quiere ser en la vida, la profesión se habrá reinventado. 

Volviendo a su tontería... hoy se entretiene con poco, se muestra cansada e irritable ¿serán los dientes? Llevamos mucho tiempo con señales de dentición, babeo máximo y chupa y muerde todo lo que encuentra. Pero todavía ni una mijita blanca asoma por su encía. Por recomendación médica usamos una pomada para aliviar el dolor que contiene lidocaína, a esta se le ha sumado desde hace unos días otro medicamento homeopático, unos polvitos de camomila que contienen lactosa, tras haberlos probado personalmente no saben a nada, mientras que la pomada tiene un ligero sabor a anís. Sin embargo, creo que no son comercializados en España en tiendas al uso. Aunque creo que sí los podéis encontrar por internet. 

Mientras buscaba por internet si estos productos se vendían en territorio español, he encontrado algunas historias espeluznantes sobre la dentición y algunas prácticas médicas antiguas. Al parecer la dentición se consideraba como uno de los motivos más frecuentes de mortalidad infantil.  La tendencia en el pasado para atribuir una enfermedad grave a la dentición era tan frecuente que en 1842 fue causa de muerte registrada en el 4,8% de todos los bebés que murieron en Londres menores de un año, y el 7,3% de los niños entre uno y tres años.  Aunque por lo que he podido leer sobre el tema, más que debido a la aparición de sus primeros dientes, seguramente morirían debido a daños colaterales causados por las ampollas y sangrados que se les efectuaban, pensando que de esa forma les ayudarían. Incluso desde el siglo XVI y hasta entrado el siglo XIX se les realizaban punciones en las encías, introducidas en la medicina bucodental por un cirujano francés. Menos mal que los tiempos han cambiado y la medicina ha evolucionado, ya solo falta que los remedios que en Reino Unido se usan tan popularmente lleguen a las farmacias españolas.


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