domingo, 29 de marzo de 2015

Enfermería con los cinco sentidos

Hoy mi texto lo escribo desde unos sillones de hospital, pero no como acompañante, sino como paciente, una vez más. En mi espera he decidido que quería que mis palabras fuesen dirigidas a las enfermeras y enfermeros, indiferentemente del país, porque sea cual sea su nacionalidad y el lugar en el que ejerzan, un enfermero es esa figura que cuida del paciente ante todo sin importar las condiciones que se encuentra en el camino, que lejos de ser cada vez más favorables cada día se vuelven más complicadas; ya que más allá de recortes u órdenes de la administración los enfermeros hacen un trabajo eficiente, ofreciendo un servicio de calidad al enfermo que no está en una sala de espera por gusto, porque os aseguro que se está mejor en casa.

Hoy escribo para el equipo de enfermería que me atendió anoche, y para el equipo que me ha atendido hoy. También para mi familia, los que son enfermeros y los que han aprendido a base de palos, que sin ellos y su insistencia no hubiera vuelto al hospital a comprobar si mi evolución estaba siendo favorable. A todos ellos quiero decirles que deberían estar orgullosos porque hacen un trabajo mágico, y tienen en sus manos un don. Su tarea es incluso mayor que la que pueden hacer muchos médicos que a veces, por la presión o porque se les sube demasiado la bata y el fonendo a la cabeza, no atienden al paciente como personas y les tratan como si fueran números.

Hoy quiero pedirle a todos los enfermeros que sigan atendiendo a sus pacientes lo mejor que sepan, porque aunque obviamente muchas veces en sus manos no está nuestra cura, sí está nuestra sonrisa y nuestro ánimo. Y si eso se lo ganan, ya tendrán la mitad del camino recorrido. Les ruego que continúen haciendo su trabajo tal como les dicta su corazón y sus conocimientos, y no de la manera en la que lo hacen los gerentes, ya que para ellos -tal como se demuestra día a día- los pacientes solo somos ganancias o pérdidas. Sin embargo, con sus actos y buenas prácticas, los profesionales de la enfermería hacen honor a su historia y actúan de lámpara iluminando la senda oscura de la enfermedad del paciente.

Hoy por fin he comprobado que alguien ha puesto los cinco sentidos en mi dolencia y ese alguien ha sido una enfermera: me he sentido escuchada, sin interrupciones y sin prisas, y los oídos fueron de ella. También sentí que observaban mi evolución, que comprobaban constantemente los síntomas que padecía, y los ojos también eran de ella. Asimismo me tocaron para comprobar mi pulso y palpar mis venas, y las manos también eran de ella. Olieron mis miedos e intentaron calmarlos con palabras de aliento, y la nariz también era de ella. Y saborearon mi agradecimiento cuando todo había pasado, y el gusto también era de ella.



2 comentarios:

  1. Mega excelente lo tomare como un regalo en mi especialidad como docente y Especialista en Gerontología Dios Bendiga al que escribió tan honrosas palabra.

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario Ana :) Dios te bendiga a ti también

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